Todo aquello que hacen las grandes empresas tecnológicas (Google, Amazon, Apple, Sony...) se amplifica de manera exagerada e interesada. Los artilugios y servicios que sacan y han sacado al mercado (relacionados con el sector editorial) son pormenorizadamente analizados, juzgados, ensalzados... más por los amigos de la tecnología que por los que gustamos de los libros, aunque sean electrónicos. Estos chismes son útiles pero... como diría un amigo: "lo que hay que tener en casa es un cuchillo y un jamón".
Las noticias que trascienden sobre estas empresas siempre son otras y no las relacionadas con los contenidos editoriales, que suelen ser pocas y dispersas. Por ejemplo, la tableta de Apple va a leer ebooks (¡hasta ahí podíamos llegar!), pero sabemos poco más. Solamente generan titulares (porque literatura poca) los megaacuerdos que se firman entre la industria y los grandes editores.
Los responsables de los contenidos quieren situarse al mismo nivel que la industria; pero no hay nada que hacer... nos daremos cuenta cuando vayamos al 'todo a cien' de Apple, Google, Sony... para comprar libros; tristemente convivirán, como si de una cacharrería se tratase, con otros cientos de artilugios que darán buena cuenta del lugar que ocupará el libro en la cuenta de resultados en estos 'carrefours' digitales.
lunes, 1 de febrero de 2010
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